Friday, May 2, 2014

Notas Breves: El bar en Eleven Madison Park

Por Raquel Bierzwinsky

Encontrar reservaciones en los mejores restaurantes de Nueva York resulta ser muchas veces un ejercicio de paciencia y persistencia, especialmente en aquellos restaurantes que han recibido 4 estrellas del New York Times. Son pocos:  Jean Georges, Del Posto, Per Se, Eleven Madison Park y Sushi Nakazawa. La gran mayoría requiere reservación con al menos un mes de anticipación y las reservaciones vuelan el mismo día que se ofrecen al público.  Así que, si desean una probadita de estos restaurantes sin tener que preocuparse por hacer una reservación, mantener su calendario abierto, sentarse a una cena de degustación de 3 horas y pagar al menos $225 por persona, uno de los mejores tips que les puedo dar es ir a cenar al bar del restaurante, a donde uno puede llegar sin reservación y generalmente hay mesas disponibles.  Las mesas son mesas de bar, es decir, son más chicas y las sillas pueden a veces ser otomanes o butacas, pero generalmente estos restaurantes ofrecen varias selecciones de su menú de degustación (que ofrece entre 8 y 10 platillos) a la carta, lo cual no es posible hacer de otra manera.  Este plan lo puse en acción en Per Se y fue muy exitoso (mi hermana es testigo) y, recientemente (con mi hermano y mi cuñada) lo aplicamos para Eleven Madison Park.

Arquitectónicamente y en cuanto a ubicación, Eleven Madison Park me parece, si no el restaurante más bonito de NY, entre los primeros tres.  No cuenta con las vistas de Per Se, pero está ubicado precisamente en frente de Madison Square Park y en un edificio de arquitectura de principios de siglo XX, lo cual le da una elegancia muy particular.

El bar de Eleven Madison Park no es muy grande, pero es agradable y se encuentra a un lado del gran espacio abierto que es el salón principal del restaurant.  Antes de empezar con la cena, les recomiendo probar los cocteles, que son excelentes.  También ofrecen la carta entera de vinos del restaurante, la cual es amplísima.

El menú en el bar es limitado, pero generalmente se ofrecen tres o cuatro opciones de entradas, platos principales y postres, los cuales varían con la temporada.  Eleven Madison Park se enorgullece por surtirse principalmente de proveedores locales del estado de Nueva York, lo cual se celebra en su cocina.

De la entradas, recomiendo el foi gras, el cual se sirve de manera poco convencional, como una rayadura en forma cilíndrica y, se acompaña de sunchokes y mustard greens fermentados con una reducción de vino. 


De los platos principales, los tres valen mucho la pena, en particular la langosta y el pato. La langosta se prepara hervida con almejas navajas y esencia vainilla, y se acompaña con sea urchin y kale crujiente.  Un platillo muy delicado y ligero, pero lleno de sabor.


El menú del bar también ofrece un robalo sellado, acompañado de rábano, daikon y ajonjolí.  La presentación, como es de esperarse, es impecable y el pescado se deshace en la boca.


El otro platillo favorito fue el pato glaseado con miel y lavando, preparado con raíz  rutabaga y polen de abeja.  La verdad estaba excelente, cocinado a la perfección y acompañado de sabores de mandarina que complementaban la carne.


De los postres, el ganache de chocolate con caramelo de whisky Bourbon, helado de miel y jengibre es delicioso y se terminó en menos de dos minutos.  También recomiendo el pastel de melaza con puré de pasas preparado con ron y servido con helado de vainilla, el cual es una adaptación de bread pudding, para quienes gustan de ese postre.  No decepcionó.


Vale la pena hacer algunas aclaraciones acerca de la comida en el bar del restaurante.  Las porciones que se sirven en el bar son pequeñas y los tres comensales coincidimos que nos hubiera gustado que fueran un poco más generosas, así que si son de buen comer o van con mucha hambre, temo decirles que probablemente se van a quedar hambrientos. Esto es porque los platillos que se sirven son exactamente los mismos del menú de degustación y la cocina no hace modificaciones.  Pero, si no tienen inconveniente con una cena de porciones moderadas y quieren cenar muy rico, vale la pena cenar en el bar.  Ya si quieren cenar como pashás, hagan una reservación para cenar en el salón principal y les prometo que del menú de degustación no se van a quedar hambrientos. 

ElevenMadison Park, 11 Madison Avenue, 212-889-0905
$$$

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Tuesday, April 15, 2014

De Nueva Zelandia a Nueva York: The Musket Room

Por Raquel Bierzwinsky


Existen en esta ciudad restaurantes que uno visita y se queda intrigado, ya sea porque la primera vez solo disfrutamos de una probadita o porque reconocimos algo especial y único pero algo más nos distrajo.  Eso me paso con The Musket Room.  Lo visité por primera vez en mi cumpleaños el año pasado con un grupo de amigos, solo tres meses después de su inauguración y, todos coincidimos que nos había encantado, pero entre la fiesta y la copa la comida tomó un segundo lugar.  Así que finalmente decidí regresar, meses después de que la Guía Michelin le había otorgado una de sus prestigiadas estrellas.

The Musket Room es el primer restaurante del chef neozelandés Matt Lambert, quien previamente cocinaba en Public, a solo un par de cuadras al sur en la misma Elizabeth Street, en NoLiTa. Mientras el chef Lambert cocina, su esposa, Barbara, maneja las operaciones y el frente de la casa. 

El concepto detrás de la cocina de The Musket Room es resaltar la comida neozelandesa con técnicas de cocina modernas. ¿Y a qué sabe la comida neozelandesa, se preguntarán? En el Musket Room, deliciosa.

No únicamente confirmé lo que ya suponía, sino que puedo decir que The Musket Room es hoy por hoy uno mis restaurantes favoritos en Nueva York. Es de los pocos lugares que, sin pompa y fanfarria y sin cobrar precios extravagantes, está cocinando de la mejor comida en la ciudad.

El chef Lambert trae desde Nueva Zelandia varios de los ingredientes, así como algunas carnes, por ejemplo el venado, el cual es uno de sus mejores platillos. Su comida es preparada con mucha meticulosidad y atención al detalle, tanto en sabor como en presentación. Lo mismo puede decirse de la carta de vinos, la cual francamente ofrece una selección excelente de vinos neozelandeses que vale mucho la pena probar, más allá de los típicos syrah y sauvignon blanc.

El menú cambia con la temporada y la disponibilidad de ingredientes. Para el menú de primavera, de las entradas, el salmón Ora con mandarina seca, semillas de girasol, puré de mandarina satsuma, aceite de vainilla y gelé de aceite de oliva es excelente. El salmón, aunque parece ser servido crudo, está preparado sous vide, por lo que el sabor es distinto del que se espera visualmente.


Otra deliciosa entrada es el callo de hacha ahumado (scallops), preparado con pera, una reducción de ajo negro, pepino y ejotes (sea beans), decorado con flores comestibles que le dan un toque artístico al platillo y que también son usadas en varios otros platillos.


Les voy a compartir un secreto. Esto de escribir acerca de comida y hacer muchas preguntas a los meseros tiene sus beneficios. Uno de ellos es que los restaurantes a veces me traen platos a probar adicionales a los que he pedido, cortesía de la casa.  En este caso, me consintieron con un flan de coliflor coronado con caviar y acompañado de coliflor cruda y una croqueta de pan, que estaba delicioso. Definitivamente la cocina sabía lo que estaba haciendo.


De los platos principales, hay dos que son verdaderamente extraordinarios: El venado rojo neozelandés preparado con sabores de ginebra y el mero (grouper) con alcachofas.

El venado es un platillo típico neozelandés y, para darle sabores de ginebra, se acompaña de merengue de enebro (juniper - utilizado en la ginebra), jugo de anís, puré de raíz de apio (celery root) y eneldo rostizado. Extraordinario. De esos platillos que uno tiene que pausar de emoción después del primer bocado. Además de que vale la pena probarlo por ser un platillo que se prepara en muy, muy pocos restaurantes y no con la perfección con que lo hace The Musket Room.


El mero es uno de los mejores pescados que he comido últimamente.  Cocinado a la temperatura perfecta, está preparado con corazones de alcachofa, puré de alcachofa, mejillones en vinagre y una espuma de queso parmesano.  Me pirateo la receta para hacerla en casa.


El menú también siempre ofrece una opción para vegetarianos. Por ejemplo, esta temporada se ofrecen gnocchis de tofú en salsa de tomate y champiñones, que se comentó estaban muy buenos.  Mis acompañantes también elogiaron el pato, preparado con zanahorias y fresas verdes.

El menú de postres, preparados por el chef de repostería Rob Rohl, ofrece seis opciones y refleja la misma atención y delicadeza en el balance de sabores y la presentación artística que los platillos salados.  En esta ocasión, probamos el pastel Pavlova de maracuyá, cubierto por una tapa de merengue y acompañado de crema y fresas, así como el pastel de miel, el cual consiste de un rollito de pastel con requesón de limón, acompañado de betabel (si, y sabe muy bien), helado de aceite de oliva (una típica combinación para el pastel de miel) y bavois. Bastante buenos ambos, aunque no son las estrellas del menú.



The Musket Room también ofrece dos menús de degustación, uno con seis platillos por $75 y otro con diez platillos por $115. Las porciones en el segundo son bastante más pequeñas, pero ofrece más variedad. En lo particular, me parece una mejor opción por el factor precio/cantidad el menú de seis platillos.

Si tienen tiempo, vale la pena llegar un poco antes y pedir unos tragos en la barra, pues su menú de bebidas y cocteles es muy bueno, además de que el espacio es bastante agradable y el diseño del restaurante es moderno minimalista, pero elegante.  Y es en la pared detrás de la barra donde uno encuentra el mosquete que le da el nombre al restaurante.

Tras mi segunda visita al restaurante, coincido con la Guía Michelin.  The Musket Room tiene muy bien merecida su estrella.


Monday, April 7, 2014

La Proliferación del Buen Café (parte 4) - Oslo Coffee Roasters

por Benjamín Nava


En esta entrega les recomendamos el café de Oslo.



Iniciaron sus operaciones en el 2002 cuando el auge de Williamsburg apenas comenzaba y a la fecha siguen siendo favoritos de la zona, a pesar de la férrea competencia a su alrededor.

Café honesto, sin ningún tipo de pose o actitud, siempre se ha caracterizado por tener un buen servicio y excelente calidad.


Además de bebidas, también ofrecen café en grano: Thor, la mezcla de la casa, con buen balance y sin pretensiones, para tomarse a cualquier hora. Odín, la mezcla para espresso, con un balance perfecto entre el cafe del norte de Italia y el nuevo espresso norteamericano. Freya, la mezcla oscura, para aquellos que buscan un sabor robusto y pronunciado. Finalmente el 3-Bean Decaf, un descafeinado con 3 diferentes tipos de granos.


También cuentan con granos de café de origen único. Destacan los africanos (Kenia, Etiopía), Bali y Hawaii, entre otros. Varía de acuerdo a la estación y la disponibilidad.

En lo personal, una de las mejores bebidas que Oslo ofrece es el cortado. Es la medida perfecta para un café rápido por la mañana, o para media tarde. Es cremoso, intenso y un poco dulce. Simplemente una delicia.


Oslo cuenta con tres locales: dos en Williamsburg, (Bedford Ave.,  Roebling St.) y uno en el Upper East Side (75th St.)


A pesar de que sufrieron un incendio en su local de Bedford Ave. a principios del 2013, recibieron mucho apoyo de sus clientes frecuentes, negocios vecinos y la comunidad en general. Rápidamente cuatro meses después, una vez remodelada, abrieron nuevamente al público.


Pasen por un delicioso café a Oslo si están por Williamsburg o de visita por el Upper East Side. Lo recomendamos ampliamente.


Oslo Coffee Roasters - @oslocoffee
133 Roebling Street, Williamsburg, Brooklyn.
328 Bedford Avenue, Williamsburg, Brooklyn.
422 E. 75th St. Manhattan, New York

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Tuesday, April 1, 2014

Ladies and Gentlemen… The Beatles! - La Exhibición

por Benjamín Nava
Para el mes de abril, les recomendamos una exhibición que celebra los 50 años del arribo del cuarteto de Liverpool a la Unión Americana: Ladies and Gentlemen… The Beatles!


Esta exhibición se ubica en la sede de la Biblioteca Pública de Nueva York dedicada a las Artes Escénicas, a un costado del edificio de la Ópera Metropolitana en Lincoln Center. Aquí se alberga un sin fin de material relacionado con la música, la danza, el teatro y la comedia musical.


En la galería Donald and Mary Oenslager de la planta baja, se muestran objetos personales, instrumentos y un sin fin de artículos relacionados con la visita de The Beatles a Estados Unidos.




La curaduría corre a cargo de The GRAMMY Museum® en L.A. Live y Fab Four Exhibits, LLC. Estará ahí hasta el 10 de Mayo del 2014. Así que todavía tienen algo de tiempo para visitarla.
Fotografías inéditas, discos de oro, boletos de conciertos, programas, en fin. Hasta la chaqueta que Paul McCartney utilizó para el concierto en el difunto Shea Stadium en Queens.




Si les gusta la música y les llama la atención la historia, deben ir a esta exhibición. Si acuden a alguna actividad cerca de Lincoln Center es muy fácil programar una visita.Los horarios son: lunes y jueves de 12-8 pm; martes, miércoles, viernes y sábado de 12-6pm.



Así que no hay excusa: déjense atrapar por la Beatlemanía.



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Friday, March 28, 2014

Hudson Malone: La Nueva Era del Bar Neoyorquino en Midtown

por Benjamín Nava
Doug Quinn nunca imaginó que iba a ser despedido por hacer su trabajo. Y gracias a eso, lo impulso a abrir su propio bar, un nuevo lugar con la esencia típica de Nueva York.


La historia comienza en uno de los bares más antiguos de Nueva York, el afamado P. J. Clarke's de Midtown. Por casi diez años, Quinn se había ganado una excelente reputación detrás de la barra. Era amable y atento con toda la clientela, recordaba sus nombres y las bebidas que pedían. Mantenía un buen ambiente y era querido por todos los que acudían frecuentemente al lugar.

Esa noche, un cliente del lugar, adinerado y ya entrado en años (y también en copas), había tocado inapropiadamente a tres mujeres jóvenes en el bar. Quinn le pidió al cliente que se retirara, pero éste lo agredió verbalmente

Quinn pidió la intervención del gerente en turno para que interviniera. Pero el gerente llevó al cliente al comedor trasero y le dio de cenar. Quinn quedó perplejo y le reviró al gerente su decisión. "Estás fuera de lugar" le dijo Quinn a su jefe.

Quinn y su asistente fueron reprendidos. Más tarde, ambos fueron despedidos.

Este incidente fue lo que finalmente impulsó a Quinn a crear Hudson Malone.



Ubicado en la calle 53 en el Midtown-East, Hudson Malone es un "nuevo bar antiguo", donde se honra la influencia y la historia de los bares de antaño, icónicos en Nueva York. Cada rincón tiene cierto encanto, algo especial.  Ya sea en el bar o en la mesa comunal de la parte trasera, todo pareciera que siempre ha estado ahí desde hace años.


El trato es distinto a cualquier otro lugar. Desde la misma entrada uno percibe que en Hudson Malone no hay espacio para malas vibras y actitudes negativas. Quinn mismo tiene un pizarrón con algunos principios con los que se rige el lugar:


En el menú resaltan los sandwiches, ensaladas, los ostiones y las hamburguesas. El segundo piso, que abre próximamente, ofrecerá coctelería y un ambiente más acogedor.


El ambiente varía de acuerdo a la hora y el día. Por las noches, Quinn estará por ahí con su corbata de moño, su sonrisa, despachando cervezas, vinos y tragos a propios y extraños.


Hudson Malone es ideal para los que buscan una nueva alternativa en Midtown, o para los que visitan y quieran descubrir la nueva era del bar neoyorquino.


Hudson Malone
218 East 53rd St.
Entre 2nd and 3rd Ave.

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Tuesday, March 18, 2014

Café Boca Ciega: Café Cubano de Calidad

por Benjamín Nava

Una de las ventajas de esta ciudad es poder encontrar lugares de todo tipo. Y aunque a veces uno cree que ya lo ha visto todo, de pronto aparecen nuevas opciones. Y el café no es una excepción.

Nueva York ha resurgido en los últimos años como una ciudad donde ya se puede encontrar buen café en todas partes. Este fenómeno lo hemos seguido de cerca en este blog con nuestra serie "La Proliferación del Buen Café". A pesar de la saturación de locales y la competencia, los locales siguen abriendo.

Es así como en pleno Broadway, a unas cuantas cuadras al sur de Canal St., aparece de pronto un local pequeñito ofreciendo café desde una ventana con un toldo de rayas blancas y negras.




Café Boca Ciega es la creación de Osiel Rojas y Joel Morejón que, después de buscar por 15 años una buena taza de café cubano en Nueva York, decidieron ofrecerlo ellos mismos y abrir su propio local.

El café estilo cubano se caracteriza por añadir azúcar durante la preparación del espresso y en utilizar café de tueste obscuro. En Estados Unidos, principalmente en la Florida, es popular encontrar locales que lo ofrezcan. Pero en Nueva York, hay muy pocos.


Con esto en mente, Café Boca Ciega abre su ventana de 7 am a 7 pm ofreciendo, además de café tradicional, las variaciones de café cubano: un cafecito (espresso con azúcar), una colada (espresso grande para compartir). También tienen el delicioso cortadito (espresso con un toque de leche caliente), y café con leche. Para acompañar, se ofrecen unas cuantas opciones dulces: varios tipos de galletas, tostada dulce, un delicioso flan y varios pastelitos. Cuentan con tés Harney & Sons y una variedad de refrescos cubanos.


En nuestra segunda visita, probamos el cortadito. Es intenso, como un jarabe lleno de sabor. Hay que tomárselo despacio y  saborearlo lentamente. Es una gran opción por si andan de compras por Canal St. o saliendo de un dim sum en Chinatown. 



Pasen a Boca Ciega, no se arrepentirán.

Monday, March 17, 2014

Notas Breves: Snacks en Midtown - The Wayfarer

por Raquel Bierzwinsky

Para aquellos que se encuentren en Midtown West después de salir del MOMA, de un concierto en Carnegie Hall o solamente paseando y que estén buscando un lugar para comer algo ligero, tomar unos tragos y picar algo de comer, el recién estrenado The Wayfarer es una muy buena opción. Ubicado en la esquina de la calle W57 y la 6a avenida, The Wayfarer es el restaurante del también recientemente abierto hotel The Quinn. 

El lugar se especializa en mariscos y pescados. El menú ofrece mariscos frescos, como almejas, ostiones (ostras), cangrejo y cocteles de mariscos. También ofrece una pequeña, pero muy bien preparada, selección de crudos y clásicos americanos como lobster roll y New England clam chowder. 

Parte de lo que me gustó de este lugar es que no se siente como la típica versión de un steakhouse americano para mariscos, aunque la decoración pudiera sugerirlo un poco.  El lugar es abierto y elegante, pero con toque de modernidad. Toda la comida y los cocteles de bebidas tienen una presentación impecable; se les ha dedicado mucha atención, sin que esto vaya en detrimento de la calidad de los mismos.

Las entradas son ligeras, pero llenas de sabor. La ensalada de corazones de alcachofa es muy recomendable, acompañada de una vinagreta de mostaza, microgreens, queso ricotta y mermelada de cítricos. 


Los crudos sobresalen por la alta calidad del pescado. El crudo de atún hamachi acompañado de palmitos finamente rayados y naranja roja (blood orange) sobresale por el balance de sabor y frescura. También ofrece The Wayfarer un crudo de atún con aguacate en salsa de soya y limón que, aunque es un platillo que más comunmente se encuentra en restaurantes hoy en día, sigue valiendo la pena. 


Y de los clásicos, el lobster roll resultó una grata sorpresa, preparado de manera clásica pero con un toque de paprika y old bay para darle un twist un poquito diferente. El pan está horneado en casa y es un perfecto acompañante de la langosta.


Un par de aclaraciones. The Wayfarer no es un bastión de la creatividad culinaria, pero lo que preparan lo preparan bastante bien. Esto cuenta mucho, especialmente en una zona de la ciudad donde muchas veces los restaurantes pueden ser mediocres. Asimismo, debido a su ubicación y al hecho de que es un restaurante anexo a un hotel, los precios son a nivel turista, es decir, mucho más altos que la media en Nueva York.