Monday, December 30, 2013

Chez Sardine


Por Raquel Bierzwinsky

Escuchen bien y háganse un favor en la primera oportunidad que tengan: vayan a cenar a Chez Sardine.   Si no salen de allí tan emocionados como yo salí, me pueden escribir  o hablar por teléfono y les reembolso el dinero de la cena.

Ubicado en la esquina de las calles W10th y W4th, este es uno más de recientes restaurantes que el restaurantero/empresario Gabe Stulman (Perla, Joseph Leonard, Jeffreys, entre otros) ha abierto en el West Village y les confirmo que es una joya.  El restaurante no es francés y no ofrece sardinas en su menú, pero sí ofrece uno de los menús más creativos y diferentes que he probado últimamente en cuanto a sushi y otros platillos japoneses estilo Izakaya (una taberna japonesa).

El lugar es pequeño e íntimo, pero con un ambiente que refleja la actitud moderna detrás de la cocina de su chef Mehdi Brunet-Benkritly.  De la lectura del menú a veces es difícil imaginarse el producto final, pero en la mayoría de los casos funciona y muy bien.  La presentación es impecable, al igual que los sabores.

El ceviche de navajas, uno de los especiales de la noche, servido en la propia almeja, es una explosión de sabor en la boca.  Los hand rolls de cangrejo o de unagi (anguila) son también una gran opción para empezar.

Ceviche de Navajas

En cuanto al sushi, no pueden perdérselo. La lista, aunque pequeña, ofrece combinaciones y sabores inesperados, algunos tal vez para paladar aventurero.  Lo curioso es que la idea original detrás de Chez Sardine no incluía sushi y ahora es de lo mejor y más popular que sirve el restaurante.

Cada sushi se sirve por pieza individual y su balance es tan perfecto, que no se sirve con salsa de soya. No es si quiera necesaria.  Para los amantes del uni, Chez Sardine es obligatorio.  No deben perderse el sushi de carne tártara con uni, combinación inesperada de carne de la mejor calidad envuelta en alga con una delicada pieza de uni coronándolo. 

Sushi de Carne Tártara con Uni

Otro de mis favoritos es el sushi de unagi (anguila) con tobiko y tempura, que es de lo mejor que he probado en mucho tiempo.  También el sushi de salmón escocés con pedazos de pretzel y crema de limón (si, leyeron bien, pretzel) o el smoked artic char (trucha alpina) con arroz frito o bien, el sushi de fluke cubierto de un pincelazo de lardo caliente, el cual le da una cremosidad adicional al pescado.

Sushi

El menú de Chez Sardine ofrece también una combinación de entradas en platos pequeños y en porciones más grandes.  De los platos pequeños, resaltan el callo de hacha con uni (raw bay scallops with uni), preparado con jengibre, cebollín y aoli, así como los "breakfast pancakes", los cuales son la interpretación de Chez Sardine del matrimonio entre blinis y hot cakes.  Ambos platillos son espectaculares.  Los "breakfast pancakes" consisten en tres pequeños hot cakes apilados que, en lugar de tener caviar como un típico blini, aquí son acompañados por hueva de salmón, tártara de pescado y yogurt. Fenomenales.

Bay Scallops


Breakfast Pancakes 

De las entradas en platos más grandes, el wagyu steak con mantequilla de tuétano, cocinado con vinagre de jerez, es una excelente opción.  Aunque la presentación es sencilla, la carne es suave y la mantequilla de tuétano es un excelente acompañamiento.  Otro platillo que es el especial de la casa es el miso-maple salmon head, que como su nombre lo dice, consiste en la cabeza entera del salmón marinada en salsa de miso y miel de maple.  Como con cualquier otro pescado, hay partes más carnosas que otras y partes más grasosas que otras.  Para mí, la parte con mejor sabor es la mandíbula por ser la más carnosa, pero el platillo en general es muy bueno.  Sin embargo, la entrada ganadora de la noche es el maki tempura con langosta, aguacate y pork belly.  Otro wow en este menú y con una presentación inesperada.

Maki Tempura

La langosta y el pork belly (ya cocinados) vienen acompañados con arroz y envueltos en alga al estilo maki de sushi, pero capeados y fritos como tempura.  Se acompaña con dos salsas: una blanca y otra de hoisin y soya.  Me gustó tanto que por unos momentos contemplé seriamente pedir otro plato más.

Y después de este festín ya no nos quedaba espacio para nada más, lo cual fue bueno porque Chez Sardine no sirve postres, excepto que la concina premió nuestro apetito y nuestra cartera con un pequeño "regalito" consistente en una tacita de yogurt con granola hecha en casa, la cual sirven los sábados y domingos en su menú de brunch. 

Vayan, coman, agasájense y comenten.

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